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 En realidad al parecer el origen de los tatuajes de henna no está nada claro, aunque parece ser que la tradición se remonta al antiguo Egipto. ... Existe alguna evidencia arqueológica, gracias a momias de 5000 años de antigüedad cuyas uñas de los pies están cubiertas de henna. La práctica para hacer dibujos en la piel de forma temporal hechos en henna tiene origen en el antiguo Egipto. Esta costumbre se inició hace 5 mil años atrás cuando se pintaban las manos y pies de los faraones fallecidos y así podían llegar sin complicaciones al otro mundo.

 Su historia se remonta a tiempos muy lejanos: piense que el hallazgo más antiguo con respecto a esta práctica se remonta a la era del Paleolítico, alrededor del 8000 aC. Particularmente extendido en África , como el tatuaje en la cultura maorí, la escarificación representa el paso de la persona a la vida adulta.

 Sin el más mínimo lugar a dudas, las tintas que se utilizan a la hora de tatuar son una de las cosas más importantes a tener en cuenta cuando uno va a afrontar la experiencia de estamparse un nuevo tattoo en la piel. La calidad de la tinta para tatuajes que se utilice va a determinar el éxito o el fracaso del trabajo. No solamente en cuanto al aspecto del mismo, sino también en su correcta cicatrización y en el envejecimiento del diseño elegido a lo largo del paso del tiempo. Es un hecho, y se da por entendido, que distintas tintas harán que un mismo tatuaje se vea totalmente diferente. No solo en el brillo, o en la nitidez, sino también en la forma en la que puede afectar a nuestra piel. Hoy por hoy, el mercado está poblado de diferentes opciones que nos permiten elegir, ya sea por tipos de tintas, por marcas, por compuestos y por supuesto, por calidad. Es importante, por lo tanto, intentar usar materiales de excelente calidad, ya que dependiendo de la tinta elegida, se puede sufrir

 No todas las agujas son para tatuar, pero si todos los tatuajes necesitan mínimo de una aguja. Dentro del mundo del tatuaje nos podemos encontrar multitud de agujas diferentes, una para cada estilo de trabajo, una de cada medida, incluso las hay con ‘suspensión’ para una menor irritación, y la primera norma es: las agujas son de un solo uso. ¿Qué agujas necesito para hacer líneas? La línea es el pilar básico de cada tatuaje, es por ello que la aguja más extendida sea la que cumple esta función. Las agujas para hacer línea se conocen por su diminutivo RL, en inglés Round Liner, debido a la forma circular que forman su conjunto de agujas. Podemos encontrar desde 1 aguja, 3 agujas, 5… el límite lo pones tú. (sobre todo si quieres soldar tus propias agujas) ¿Qué aguja necesito para hacer sombras y rellenos? Dentro de la sombra y el relleno, habría que diferenciar un factor clave: tamaño de la zona a tatuar. Round Shader Si el tamaño a tatuar es pequeño, podemos utilizar las agujas llamada

 Han pasado más de 130 años desde que se creo la primera máquina de tatuajes eléctrica. La máquina inventada por Thomas Edison para realizar grabados, fue modificada para convertirse en la primera máquina para tatuajes por Samuel O'Reilly alrededor de 1880, después de muchas pruebas y mejoras en su diseño, finalmente fue patentada en 1891. Aunque durante miles de años los artistas del tatuaje nunca necesitaron estas máquinas para desarrollar sus creaciones, es evidente que el invento de la máquina de tatuar supuso un gran avance. Durante más de un siglo, se han ido perfeccionando, hasta conseguir máquinas de una gran precisión que pueden ser ajustadas en su velocidad, profundidad y la fuerza que utilizan. TIPOS DE MÁQUINAS PARA TATUAR De los tipos de máquinas para tatuar las más destacadas son las de bobina y las rotativas.  De bobina.  Las máquinas de bobina provienen directamente de la primera máquina desarrollada por O'Reilly. Éxisten dos tipos de máquinas de bobina, las de

 

 

 Desde la antigüedad, en todo el mundo los seres humanos han punzado su piel para introducir color y tatuar diseños, dibujos, símbolos o líneas que permaneciesen en su cuerpo. Los orígenes de esta costumbre no están claros al igual que los de otras prácticas que conllevan la modificación del cuerpo como la circuncisión, el vendado de pies o el alargamiento del cuello. No obstante, a juzgar por las estatuillas de barro dogū del período Jōmon (entre el 14.000-400 a.C. aproximadamente) y haniwa (figuras características del período Kofun, desde mediados del siglo III a mediados del siglo VII) que se han encontrado, en Japón la costumbre de tatuarse el cuerpo existía ya en los albores de la historia. Entre las islas Amami y las de Ryūkyū en el sur de Japón existió una tradición por la que las mujeres se hacían un tatuaje conocido como hajichi que se extendía desde la punta de los dedos hasta el codo. Los primeros documentos en los que se registró esta costumbre datan del siglo XVI, aunque s

 De este modo, uno de los primeros artistas en profesionalizar el tatuaje fue Martin Hildebrandtr, quién abrió su propia «tattoo shop» en New York en 1846, aunque en aquel momento utilizando técnicas muy rudimentarias, muy lejos de lo que hoy en  la actualidad conocemos como arte de tatuar. Esta tendencia emprendedora la siguió Samuel F. O´Reilly, haciendo lo propio en 1875 también en New York. Allí, a diferencia de Hildebrandtr, comenzó a usar las primeras máquinas eléctricas, lo que fue un avance brutal. Menos dolor, mayor velocidad y la tinta entrando mejor bajo la piel; la verdadera revolución  del tattoo de la época. Posteriormente sería el propio O´Reilly,  uno de los primeros en introducir la figura de aprendiz de corte más purista. Tuvo a Ed Smith y Charlie Wagner como aprendices bajo las premisas «limpia, observa y pinta». El final del siglo XIX y el transcurso del XX, serán clave, para el desarrollo del tatuaje tradicional americano, alcanzando una de sus fases de mayor esple